Thomas Jefferson fue un gran entendido. Jefferson documentó que después de probar un Château d'Yquem, el Presidente, George Washington inmediatamente encargó 30 docenas de botellas.

El Château d'Yquem es tal vez el mejor vino dulce del mundo. Como todos los grandes vinos, es el resultado de una serie de circunstancias naturales favorables, unidas a una elaboración muy meticulosa.

La propiedad es extensa, está situada en una colina donde también se levanta el castillo que le da nombre, 104 hectáreas plantadas con Sémillon en un 80% y Sauvignon Blanc en el 20% restante. Todos los años se arrancan aproximadamente 3 hectáreas de vides viejas, con la doble finalidad de que descanse el terreno y quede sitio para nuevos plantíos. El terreno está formado por una capa superficial de arcilla arenosa y guijosa apoyada sobre una caliza profunda, y es drenado con gran esmero gracias a un sistema instalado en 1880.

En la época de vendimia, un equipo de 150 personas trabaja durante 6 u 8 semanas, ya que la recolección se realiza grano a grano, solamente los sobremadurados, repitiéndose este proceso hasta 11 veces en una sola cepa.

Nunca se insistirá demasiado en el esmero con que se vinifica Yquem. En la casa nunca se hacen concesiones en las operaciones de vinificación, es el famoso rendimiento "una cepa, un vaso" lo que se traduce en un rendimiento real de 9-10 hl/ha. La fermentación se prolonga entre 4 y 6 semanas y la crianza es de tres años y medio en barricas de roble nuevo. El resultado es un vino excepcional sin comparación alguna.
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