Ocupa las más bonitas lomas de Pauillac, de las que ya habló en el año 325 el poeta Ausonio en sus Epístolas a Théon. En la primera mitad del siglo XVII lo compra el parlamentario bordelés Saubat de Pommiers y llega después a manos de la familia Ségur, señores de Lafite. Nicolas-Alexandre Ségur, que es conocido como el Príncipe de las Viñas, llegó a ser propietario de Lafite, Latour, Mouton y Calon.

Cuando en 1755 Richelieu fue nombrado Gobernador de la Guyena, antigua Aquitania, consulta en Burdeos a un médico que le prescribe vino de Château Lafite como el mejor y más agradable tónico. Cuando regresa a París, Luis XV le dice que parece que tiene 25 años menos y Richelieu le responde que ha encontrado en el vino de Lafite algo comparable a la ambrosía de los dioses del Olimpo. Regala unas botellas al rey que, entusiasmado con ellas, le convierte en su vino favorito y pronto en el de toda la corte.

Llega en 1784 a manos de Pierre de Pichard, presidente del parlamento de Burdeos, que muere en la guillotina el 30 de junio de 1794. Lafite es confiscado y convertido en bien de la nación y vendido al holandés Vanderberghes. Durante unos años cambia varias veces de propietario, lo que no influye en la calidad del vino gracias a que desde 1797 tiene como administrador a Joseph Goudal, persona clave en el desarrollo de Lafite. En 1868 lo compra el barón James de Rothschild y desde entonces está en manos de sus herederos. Desde 1975 se encarga de la gestión Eric de Rothschild.

Las tierras de gravas, con una buena exposición y un gran drenaje, de las 100 hectáreas de viñedo, presididas por una bonita casa solariega del siglo XVII, están plantadas con cepas de Cabernet Sauvignon, 70%, Merlot, 25%, Cabernet Franc, 3°/, y Petit Verdot, 2%.

Cada parcela, de la misma cepa, mismo año de plantación e igual tipo de suelo, se vinifca por separado. La fermentación se hace en tinas de madera de roble, la más vieja de 40 años, y en los modernos depósitos de acero inoxidable, que se construyeron hace unos l0 años. El encubado dura unas tres semanas. Posteriormente el vino pasa a la fase de crianza, que dura entre 18 y 20 meses y se realiza en barricas de roble francés totalmente nuevas para el primer vino y en barricas de un año para Les Carruades. En 1990 crearon en la bodega su propia tonelería.

Tienen dos naves de crianza, destacando por su belleza la diseñada en 1988 por el arquitecto Ricardo Bofill, un octógono, con forma de cripta sostenida por columnas e iluminada por una claraboya central que aflora entre las viñas.

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