Nostra signora della Grappa

De entre todos los países de Italia que me sulibeyan, del Ponteratto de Don Camillo y Peppone a las ciudades invisibles de Calvino, hay uno que me tiene to loco. Entre el eje industrial del Po y los salvajes bosques llenos de osos de Eslovenia pacen los enjutos friulanos, moradores de la tierra más rica del Mediterráneo.

En estos días, la memoria de su hombre de letras más célebre, Pier Paolo Pasolini, parece reverdecer. El recuerdo del que labró la lengua friulana con sus poesías y definió el comunismo rural y humanista con sus ideas planea siempre sobre la leyenda aguerrida de los contadini italianos.

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