Carlos San Pedro, el alma de Bodegas Pujanza
Parecía inevitable que el destino de Carlos acabase unido a las hipnóticas viñas riojanas; y aunque él no se identifica con ese determinismo, reconoce que fue el camino natural: "Era muy probable, tenía que suceder así porque todos mis recuerdos de niño están asociados al vino. No puedo pensar en ningún recuerdo de infancia que no sea con la bicicleta, con la moto o con olor a vino (porque vivíamos encima de la bodega). Es cierto que lo vives desde muy niño y al final te va enganchando". Haber crecido en un pueblo como Laguardia, entre murallas y viñedos, ejerce una bella y poderosa influencia: "Yo creo que dónde naces, dónde vives y cómo se respira vino en Rioja, marca. Siempre digo que en España hay grandes vinos en muchísimas zonas; pero donde de verdad se vive y se respira el mundo del vino es en pueblos como el mío".
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