La Verdejo es conocida desde el siglo XV en Castilla y León, en las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid. Las altas elevaciones alrededor de Rueda, con su clima especial, están estrechamente asociadas con esta variedad (más de 6.000 hectáreas cultivadas). El origen de esta variedad se remonta a los mozárabes del siglo XI que vivían en La Algaida en Cádiz, que fueron expulsados posteriormente de la zona después de la batalla de Toledo en el año 1085 y con el resurgimiento de la viticultura ibérica en el siglo XII emigraron a la zona del Duero alrededor de Castilla. En los siglos que siguieron, los monjes cistercienses se dedicaron a la selección de esta variedad en las Tierras de Medina (Medina del Campo, DO Rueda, Valladolid), que se distinguió en el siglo XVI debido a su gran calidad y que era muy diferente de los vinos de postre aromáticos de la entonces Andalucía.
Con las modernas técnicas de fermentación en frío, esta variedad ha experimentado una evolución muy favorable desde finales del siglo XX, y su cultivo se está expandiendo.
Produce racimos de tamaño mediano-pequeño, densos y de pedúnculo corto. Las uvas son de tamaño mediano, uniformes, densas, difíciles de separar, de piel fina, y pulpa incolora y suave.
Esta variedad tolera bien la sequía y se adapta bien a suelos pobres y pedregosos, aunque su calidad se ve mejorada en suelos algo más fértiles.
En la Meseta Norte de esta variedad se mezcla con el Palomino para producir un vino de postre, pero hoy en día se produce predominantemente como varietal , o mezclado con un pequeño porcentaje de Cabernet o Macabeo para producir un vino joven y aromático fermentado en frío o un vino de mesa, fermentado en barricas. Esta variedad también es adecuada para la producción de vino espumoso.
Los vinos se caracterizan por su color amarillo paja con reflejos de color verde claro. En nariz revela aromas frutales, florales y notas a hierbas, con notas ligeramente amargas y un toque de acidez. El vino tiene una estructura robusta, aunque debido a su alto contenido de glicerol, es a la vez suave y redondo. En boca, los aromas se sostienen, dejando una impresionante huella de las más diversas notas frutales.
En definitiva, vinos de gran calidad con un gran potencial de guarda.

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